Como Oshun atrajo a Ogun desde el bosque
Aunque trabajaba en la ciudad como el herrero de los orishas y la humanidad, parte del corazón de Ogun siempre se mantuvo en el bosque. Mientras pasaban los años, Ogun comenzó a cansarse de la ciudad y del trabajo constante que tenía que hacer. Aunque se recordaba a si mismo que se había maldecido a si mismo ante Obatala a una vida de trabajo duro, comenzó a sentir que era lo suficientemente poderoso como para que la fuerza de alguno de los orisha lo detuviese de lo que le diese la gana de hacer, y lo que quería hacer era alejarse al bosque y dejar la ciudad de Ile Ife y todos sus problemas detrás. Así que un día sin aviso, simplemente desapareció en el bosque. No pasó demasiado hasta que su ausencia se notase ya que virtualmente todo se vino en alto ya que se necesitaba un herrero para que generara las herramientas del día a día para vivir. Uno a uno, todos los orishas con la excepción de Shango fueron a Ogun para tratar de persuadir a que volviera. Ninguno tuvo éxito, ni siquiera Yemaya, su ex-esposa, ni Orunmila lograron devolverlo a Ile Ife para que continuara su labor. Su respuesta fue simplemente alejar salvajemente a todos fuera del bosque, mientras los orishas y el comienzo de la humanidad comenzaban a morir de hambre. Un día, una joven orisha apareció ante la corte celestial a pedir que le dejasen tratar de traer a Ogun de vuelta a la civilización. Esta orisha era Oshun, la más joven de las orishas femeninas. Los otros orishas se quejaron de que era demasiado joven y que Ogun era demasiado peligroso para permitirle ir, inclusive, Ogun podría matarla juzgando por el estado taciturno en el que se encontraba. Pero Oshun estaba decidida e incluso mencionó que podría ser más poderosa de lo que ellos creían y que tenía sus propias maneras de traer al orisha testarudo de vuelta. Con esto, la corte celestial explotó, algunos quejándose de que la joven no tenía idea de lo que hablaba y otros simplemente se reían de la idea. Pero Obatala estaba escuchando atentamente a todo lo que se decía, y con un movimiento de su mano hubo silencio en el gran salón. Dijo que ningún otro orisha logró traer exitosamente de vuelta a Ogun a la ciudad, y que no lastimaría a nadie que Oshun lo tratara. Añadió con una sonrisa sabia que quizás Oshun si tenía poderes que los demás no habían considerado. Con esto dicho, Oshun se dio la media vuelta y se dirigió a su nueva tarea. Avanzó al bosque bailando, llevando consigo sólo cinco pañuelos. Cuando vio que Ogun estaba cerca, comenzó a bailar más vivamente, siempre revelando un poco y luego escondiendo un poco con sus pañuelos transparentes, todo mientras actuaba como si no supiera que Ogun estaba ahí. Cantó “ONI O BOMBO SOLO YU BABA YU BABA, SOLO YU ONI OBANBO KARERE BABA SOLO U BABA SOLO U BABA” (Soy la reina de la miel y mi miel es irresistible). Ciertamente, Ogun se arrastró más cerca para ver mejor, y Oshun respondió alejándose sutilmente un poco. Cuando Ogun estaba a su alcance, ella tomaba un poco de miel de su botella y se la untaba en sus labios. Pronto, Ogun actuaba como si estuviese en trance, pero Oshun continuó actuando como si no notase su presencia. Ella continuó alejándose sutilmente en dirección a la ciudad, ocasionalmente untando un poco de miel en los labios de Ogun cuando parecía que su hechizo estaba en peligro de deshacerse. Antes que lo supiese, Ogun se encontró en la mitad de la ciudad donde estaba rodeado de todos los orishas quienes ovacionaban a él y a la diminuta Oshun por regresar. Para Ogun era un punto a su honor quedarse, o parecería débil y fácil de engañar. Y todos aprendieron que la dulzura es a veces la más poderosa arma de todas, y que ciertamente Oshun era mucho más poderosa de lo que parecía y había que respetarla.
Escrito por OTA OMI, autor principal para 101.myyoruba.com.
Traducción, Alvaro Sarria.